NECESITAMOS ACEPTAR LA CURA.

La victima de una enfermedad nerviosa se vera libre de ella solo cuando reconozca que esta agravando la situación con su reacción de temor y cólera ante los síntomas que la afligen. La victima, entonces, debe recibir los síntomas como si se tratara de amigos y relajarse durante el tiempo que dure el ataque hasta que, con el paso del tiempo, estos ya no revistan importancia.
Cuando se trata del problema del pecado, necesitamos admitir que somos pecadores, aceptar de buen grado el diagnostico correcto de Dios sobre nuestro problema y luego relajamos sobre la base de que Cristo derramo Su sangre inocente para salvarnos del pecado y el castigo. La cura es Jesucristo. La manera de aplicar su obra de salvación de nosotros mismos es por la fe, o sea, confiando en Cristo y solamente en Cristo para quitarnos la mancha de nuestro pecado y culpa. Las Sagradas escrituras enseñan esta verdad en muchas partes, como en las que siguen:
San Juan 3: 16. Pues Dios amo tanto al mundo que dio a su hijo único para que todo aquel que cree en El no muera, sino que tenga vida eterna.
San Juan 6: 47. Les aseguro que quien tiene fe tiene vida eterna.
¿Cuál es exactamente la clase de fe que Dios pide de vosotros? El nos pide que aceptemos totalmente, sin dudas ni reservas, el perdón total que

Cristo ha ganado para nosotros. Como vimos en el caso del corpulento, autosuficiente Guillermo, Dios requiere de nosotros que dejemos de confiar en nuestros propios intentos de ganar el favor de Dios. El quiere que dejemos de lado la confianza en nuestras propias obras y religiosidad y que nos apoyemos tan solo en lo que Cristo ha hecho. Nosotros somos salvados por la fe, no por las obras, como lo afirman claramente los siguientes versículos.

Tito 3: 4 y 5.Pero cuando Dios nuestro salvador mostro su bondad y su amor por la humanidad, nos salvo, no por que nosotros hubiéramos hecho nada bueno, sino porque tuvo compasión de nosotros.

Efesios 2: 8 y 9. Pues por la bondad de Dios han recibido ustedes de salvación por medio de la fe. No es esto algo que ustedes mismos hayan conseguido, sino que les ha sido dado por Dios. No es el resultado de las propias acciones, de modo que nadie puede jactarse de nada.

San Juan 6: 8, 29 y 40. Le preguntaron a Jesús. “¿Qué debemos hacer para realizar las obras que Dios quiere que hagamos?” Jesús les contesto: “Lo que Dios quiere que hagan es que crean en aquel que El ha enviado. Porque la voluntad de mi padre es que todos los que miren al hijo de Dios y crean en El tengan vida eterna. Y yo los resucitare en el día último.
Tal vez esto no le parezca correcto a usted. Quizás usted siempre haya pensado que aunque Cristo murió por los pecados del mundo, Dios todavía espera que usted cargue con su propio peso y añada su parte a lo que Cristo ya hizo. Pero no es así como funciona la cura de Dios.
¿Recuerda la cura para la enfermedad de los nervios? Es aceptación y rehusarse a luchar. Si uno no trata de salvarse a si mismo de un colapso nervioso, lo único que conseguirá es empeorar las cosas. Igual sucede con la salvación del pecado y de la muerte. Si tratamos de salvarnos por nuestros propios medios, nos erigimos como nuestros propios salvadores y entonces la obra perfecta de Dios no puede ayudarnos. Así lo advierte San Pablo.
Gálatas 5: 4. Ustedes, los que buscan quedar libres de culpa cumpliendo la ley, se han apartado de Cristo; se han separado del amor de Dios.
La cura para el pecado es Cristo. La manera de recibir sus salvaciones por medio de una fe humilde, tranquila, de aceptación.
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