*FABRICANDO UN PADRE*

En el taller más extraño y sublime conocido, se reunieron los grandes
arquitectos, los afamados carpinteros y los mejores obreros celestiales que
debían fabricar al padre perfecto:*
*

- "Debe ser fuerte", comentó uno.
- "También, debe ser dulce", comentó otro experto.
- "Debe tener firmeza y mansedumbre: tiene que saber dar buenos consejos".
- "Debe ser justo en momentos decisivos; alegre y comprensivo en los
momentos tiernos".
- "¿Cómo es posible -interrogó un obrero- poner tal cantidad de cosas en un
solo cuerpo?."
- "Es fácil", -contestó el ingeniero- "Solo tenemos que crear un hombre con
la fuerza del hierro y que tenga corazón de caramelo".
Todos rieron ante la ocurrencia y se escuchó una voz (era el Maestro, dueño
del taller del cielo):
- "Veo que al fin comienzan" -comentó sonriendo- "No es fácil la tarea, es
cierto, pero no es imposible si ponen interés y amor en ello".
Y tomando en sus manos un puñado de tierra, comenzó a darle forma.
"¿Tierra? -preguntó sorprendido uno de los arquitectos-*
*
*
*- ¡Pensé que lo fabricaríamos de mármol, o marfil o piedras preciosas!.
-"Este material es necesario para que sea humilde" -le contestó el Maestro-*
*Y extendiendo su mano saco oro de las estrellas y lo añadió a la masa.
- "Esto es para que en las pruebas brille y se mantenga firme".*
*Agregó a todo aquello, amor, sabiduría. Le dio forma, le sopló de su
aliento y cobro vida, pero... faltaba algo, pues en su pecho le quedaba un
hueco.
*

*
"¿Y que pondrás ahí?" -preguntó uno de los obreros-
Y abriendo su propio pecho, y ante los ojos asombrados de aquellos
arquitectos, saco su corazón, le arrancó un pedazo, y lo puso en el centro
de aquel hueco. Dos lágrimas salieron de sus ojos mientras volvía a su lugar
su corazón ensangrentado.
*
*
-¿Por qué has hecho tal cosa?" -le interrogó un ángel obrero y aún
sangrando, le contestó el Maestro:*
**
*-"Esto hará que me busque en momentos de angustia, que sea justo recto,
que perdone y corrija con paciencia, y sobre todo, que este dispuesto aún al
sacrificio por los suyos y que dirija a sus hijos con su ejemplo, porque al
final de su largo trabajo, cuando haya terminado su tarea de padre, allá en
la tierra, regresará hasta mi. Y satisfecho por su buena labor, yo le daré
un lugar aquí en mi reino.

*Anónimo*

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