Julia tenía tres niños, pero estaba demasiado débil para cuidar de ellos. Julia tenía que ocuparse de la casa y poner la comida en la mesa., pero no le era posible realizar estas tareas comunes. Simplemente, se sentía demasiado agotada como para emprenderlas. Entonces, ¿Qué hacia todo el día? Se mantenía en cama, tratando de acumular la energía suficiente. Para hacer frente al día siguiente, pero nunca era suficiente. Su esposo era un rudo policía que trabajaba mucho en su empleo, así que no podía comprender por que era Julia tan cobarde.
Pero a quien mas disgustaba esta situación era a la misma Julia. Quería ser fuerte, pero no podía. Su doctor decía que estaba bien de salud, pero debía de tener algo muy malo, porque cada vez que trataba de hacer algo en seguida empezaba a temblar, sentía una fuerte opresión en la garganta y lo que era peor, extrema fatiga. Estos ataques la dejaban deprimida y llena de sentimientos de culpa por no poder cumplir con sus obligaciones.
Entonces, un día, Julia conoció a Rafael, un muchacho que anteriormente había sufrido de la misma misteriosa enfermedad. El le explico la hipersensibilidad nerviosa y como dejar de producir adrenalina al aceptar los síntomas con calma.
“¿Estas hablando en serio?”, pregunto ella.
“¡Si! Yo lo se, porque a mi me dio resultado. Después de un tiempo los ataques desaparecerán y podrás vivir una vida normal nuevamente”.
Muy animada, Julia tomo en serio esta información y la puso en práctica. La mejoría fue evidente de inmediato. Su esposo y sus hijos no podían creer el cambio que se había operado en su salud.
Pero no fue su salud lo único que cambio. Rafael le dio también otros consejos. Le dijo:”Cuando yo sufría de esa enfermedad nerviosa tuve los mismos sentimientos de culpa que tu has tenido, Julia. Después que me cure, me sorprendió ver que mi culpa no desapareció completamente. Quedaban todavía dudas por varias cosas que yo había hecho mal. Sintiéndome desesperado, comencé a leer la Biblia y ahí encontré la solución de Dios a todo tipo de sentimientos de culpa. Jesucristo es la solución. Tu sabes por que murió Jesús en la cruz, ¿verdad? ”
“Creo que si”, contesto Julia. “Recuerdo que me enseñaron que El murió por los pecados del mundo”.
“¡Correcto!”, siguió Rafael. “Yo antes creía que todo eso eran habladurías, un bonito cuento de hadas. Pero ahora creo que es realmente cierto. El murió por mi y por ti”.
“¿Por qué estas tan seguro, Rafael?”
“Déjame que te lo explique de esta forma, Julia. Al leer la Biblia vi que me decía que no me preocupara por cosas, sino que más bien buscara descansar en Dios. Yo me di cuenta de que este consejo era justo el remedio para la enfermedad de los nervios. Quienes se relajan y aceptan extraños síntomas serán curados. Ahora yo me pregunte, si Dios se preocupa por nosotros lo suficiente como para ayudarnos a solucionar nuestros problemas nerviosos, ¿no hará también algo para solucionar nuestro problema del pecado y la culpa? Por supuesto que si. Y El ya ha hecho todo al enviar a Cristo Jesús a morir en nuestro lugar. Es por eso que yo se que Dios me ha perdonado y que mi culpa ha sido borrada”.
Este fue el otro consejo que Julia recibió de Rafael. Ella lo acepto y hoy esta libre tanto de los síntomas de la tención nerviosa como de sus sentimientos de culpa, porque confía en Cristo como su Salvador.
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