Diversos trastornos pueden alterar el sueño tales como: el insomnio, las pesadillas periódicas, la diuresis, la narcolepsia, entre muchas otras. Dichas alteraciones nos causan incomodidad cuando dormimos y despertamos con la sensación de no haber descansado en la forma adecuada.
ETAPAS DEL ACTO DE DORMIR
La primera fase consiste en un sueño transicional. Si se despierta a una persona durante esta etapa, ella sentirá como si no hubiera dormido en lo absoluto. La segunda es cuando pasamos la mayor parte del tiempo adormecido, mientras que la tercera y la cuarta fase son las fases de sueño más profundo.
Por otro lado, los trastornos que afectan el proceso de dormir se dividen básicamente en cuatro: dormir poco (insomnio) y tener dificultad para mantenerse dormido, dormir mucho (alteraciones por somnolencia excesiva, como la narcolepsia), dormir en el momento equivocado (como el jet lag) y finalmente, aquellos acontecimientos que son anormales cuando estamos dormidos y en los que figuran las parasomnias (sonambulismo, terrores nocturnos, diuresis, entre otras).
MEDIDAS DE HIGIENE
Su función consiste en reducir y evitar la aparición de los trastornos del sueño. Una de ellas consiste en la no utilización de estimulantes, como el café y las bebidas alcohólicas. Aunque la ingesta de estas últimas ínsita al sueño, la calidad del mismo no es muy buena, produciendo que la persona se sienta cansada al despertar.
Si bien es cierto que la practica regular de ejercicios ayuda a normalizar el sueño, no debe realizarse antes de acostarse. Además no debe hacer mucho calor o frió en nuestro dormitorio y tampoco debemos ir a la cama después de haber cenado en abundancia o con hambre.
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